Primero. Habla con naturalidad y pregúntale si necesita colaboración.
Segundo. Para guiar, ofrece tu brazo o tu hombro. Nunca empujes o sujetes sin consentimiento a las personas. Esa actitud podría provocar incomodidad, invasión e inseguridad.
Tercero. Para orientar en el espacio evita gestos, señas o palabras imprecisas. Indica con claridad los obstáculos que hay en el camino, por ejemplo: “a su derecha”, “arriba”, “abajo”, etc. siempre tomando como referencias objetos ya descriptos o distancias estimadas.
Cuarto. Para indicar sillas, puertas o escaleras, por ejemplo, es suficiente con orientar o dirigir la mano de la persona hacia el respaldo, picaporte o pasamanos.
Quinto. En caso de las escaleras ayuda, además, que se indique la orientación. Es decir, si son descendientes o ascendientes.
Sexto. Procura ser descriptivo y hablar con naturalidad. Las personas solo se sienten ofendidas o incómodas cuando no las consideras un par.
Principalmente, no tengas miedo o prejuicios. Cuanto mayor sea el acceso a la información, más nos vinculemos, mejor conviviremos en diversidad.